Cuánto tiempo sin ver tu mirada radiante
Sin oír la caricia de tu risa de plata;
Sé bien que en tu memoria no habrá ningún lugar
Para guardar de mí ni escueta imágen.
¡Qué importa, si me basta que quieras escuchar
el cuento largo que voy a contar!
El cuento que empezamos en los días dorados
Bajo el sol de una tarde de verano
regresa justo ahora porque escuchó el llamado
Era una canción simple la que impulsaba el remo
Cuyo ritmo resiste al poder del olvido
los años envidiosos no arrebatan su abrigo
Sin oír la caricia de tu risa de plata;
Sé bien que en tu memoria no habrá ningún lugar
Para guardar de mí ni escueta imágen.
¡Qué importa, si me basta que quieras escuchar
el cuento largo que voy a contar!
El cuento que empezamos en los días dorados
Bajo el sol de una tarde de verano
regresa justo ahora porque escuchó el llamado
Era una canción simple la que impulsaba el remo
Cuyo ritmo resiste al poder del olvido
los años envidiosos no arrebatan su abrigo